lunes, 6 de junio de 2011

Hasta hace apenas un par de años la Embajada Británica de Madrid estaba situada en Fernando el Santo 16, esquina a Monte-Esquinza.
A mitad de camino de la Floreria Bourgignon en Almagro 4 y el salón de té Embassy en Ayala 3. Puntos estratégicos de Madrid en donde
se ocultaron entre 1940-1945  a miles de refugiados huyendo del nazismo europeo con la ayuda de los agentes del MI6. Como relato en
"La clave Embassy" (La Esfera de los Libros, 2010)


Por cortesía de la productora Pulso TV os puedo presentar el trailer de lo que esperamos se convierta en la serie ¿Qué pasó aquí?,
donde se destacarán lugares emblemáticos de Madrid muy poco conocidos por sus actividades paralelas, como fueron estos que mostramos aquí.
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Espero que os guste, un fuerte abrazo, Patricia Martínez de Vicente

sábado, 28 de mayo de 2011

La relación secreta de Franco con los Aliados



“Mi padre fue un hombre civilizado que vivió en un tiempo incivilizado“,declara la actriz Merryl Streep con acento extranjero en la película de Alan Pakerla, “La Decisión de Sophie” basada en la novela de W. Stylton. Afirmación que dará otro giro a la trama al descubrir que ese padre de ficción era un nazi. Parafraseando a Stylton, pero por un significado opuesto y real, yo podría decir: “Mi padre fue un médico demasiado sensible que tuvo que coexistir entre hombres despiadados“.

Desearía pues, atraer la atención del lector de La Clave Embassy (La Esfera de los Libros, 2010) con el relato de los hechos verídicos e inusitados que me han movido a escribir este caso familiar invisible hasta lograr enlazarlo con la historia de la Europa contemporánea a través de España. Forzarle a que se replantee el singular capítulo de las relaciones internacionales franquistas de los años 1940, no sólo al descubrir la secretísima actividad del gallego, Eduardo Martínez Alonso con el MI6, encubierto como el simpático médico de la embajada Británica en Madrid - que lo era -.  Pero cuyo afranquismo, nula militancia política, o ideológica por otra parte sirvió de estupenda coartada ante las autoridades locales para moverse en una clandestinidad abierta a los ojos de todos. Mi intención por tanto es romper viejos esquemas dados por válidos a los largo de 70 años. Igual que es mi deber contar que la participación aliada fue mucho más directa y favorable a los intereses propios y a los franquistas de lo que veníamos creyendo. Porque a partir de la experiencia personal de mi padre como médico y agente del SOE en España, mi deseo es tanto difundirlo como reivindicar la memoria de miles de españoles ignorados. Máxime viviendo como vivieron sometidos a la innegable influencia del III Reich y al poder superlativo de Hans Hellermann, alto cargo de la Gestapo, frente a la prudente y soterrada intervención de los representantes diplomáticos británicos ante el gobierno del dictador.

Habría entonces que replantearse el alcance positivo de la neutralidad española en la secretísima ayuda humanitaria como una crucial estrategia política aliada prácticamente inadvertida, pero lograda esencialmente por una hábil manipulación británica de la misma neutralidad. Por esa complejidad jurídica de los refugiados. apátridas, o indocumentados procedentes de los países doblegados al III Reich, que aunque rescatados con vida de las garras nazis, permanecían cautivos en España, expuestos al dramático y absurdo vacío de identidad personal por la falta de documentos. Esas mismas circunstancias enrevesadas fue lo que obligó a los aliados a recurrir a los expertos del MI6 para encontrar la solución. Los auténticos autores de las piruetas clandestinas de unos rescates humanitarios hábilmente encubiertos por la Cruz Roja Británica, dada la tenaz presencia alemana en España. No sólo era cuestión de socorrer a las víctimas, también había que devolverles su dignidad. Reconvertirlos como personas. Un problema humano de tal envergadura para Churchill y Roosevelt que lo convirtieron en un asunto de Estado a tratar directamente con el general Franco tan pronto como noviembre de 1940. Obviamente por detrás del ostentoso poderío nazi. Noticias secretísimas que no se han podido probar hasta la desclasificación de los documentos oficiales británicos con el Freedom of Informatión Act del 2005. El juramento de silencio en el Acta Oficial Secreta firmada por mi padre ante el Estado y la Corona británica en el exilio de Londres en 1943, guardada en un archivo propio durante 62 años, siendo un súbdito español que eventualmente regresa a su hogar sin mayor problema, - y sin siquiera rozar al temido Tribunal de Espionaje y Alta Traición – al quedar erradicado el verdadero peligro, léase el del poderío alemán, confirma la significativa y oculta participación de España en la IIGM. Porque tampoco nos deja duda de que el general permitió estas complejas concesiones gratuitamente con sólo ese ejemplo.

Pero más me gustaría sorprenderles aún cuando lean la ingenua audacia de los estratégicos rescates humanitarios de los que mi padre, junto a sus amigos británicos, se ofreció de cobaya voluntaria del MI6 desde el inicio de estos salvamentos en nuestro país. O la astucia empleada para liberar oficiosamente del campo de concentración de Miranda de Ebro a cientos de polacos (gentiles y judíos, sin desglosar como tales, para mayor protección de la Gestapo) con excusas médicas. Aún cuando el doctor contara con el respaldo de la embajada y de la Cruz Roja Británica, después había que trasladarlos semi ocultos por media España hasta situarlos en Valença do Minho via Redondela. El último cobijo encubierto de los fugitivos en nuestra casa familiar bordeando la ria de Vigo, antes de escabullirlos también ilegalmente, por el rio Miño hacia Portugal con la valiosa cooperación de los contrabandistas gallegos. Una solución aparentemente rocambolesca, que es en realidad una estrategia bélica de primera magnitud, ordenada y supervisada desde Londres, aceptada bajo cuerda por el general Franco y que irá retomando otras formas y lugares geográficos mientras se prolonga la guerra al menos hasta 1943. La única solución viable para seguir rescatando con trucos similares a los 200 fugitivos diarios perseguidos del nazismo en Europa, según datos de la propia Cruz Roja Británica. 500 de los cuales saldrán evacuados ilegalmente cada semana siempre al cobijo de la neutralidad de la Península Ibérica. Una maniobra política en la que Galicia y un puñado de discretísimos habitantes de la región jugaron su arriesgado y generoso papel sin pedir nada a cambio, frente a la abierta infiltración de los agentes de la Gestapo.
Si por su ética profesional y solidaridad personal, el Dr. Eduardo Martínez Alonso quiso involucrarse secreta y voluntariamente en una clandestinidad tan extravagante para recuperar y reintegrar a la sociedad a unos 350 polacos desconocidos de apellidos impronunciables víctimas de la II GM, por ilegales y rebuscados que fueran los procedimientos, yo, como su descendiente más próxima, también tengo la obligación de contarlo como realmente ocurrió.

Patricia Martínez de Vicente es escritora, antropóloga social y  autora de La Clave Embassy (La Esfera de los Libros, 2010)

Publicado en el diario El Atlántico, el domingo 1 de agosto de 2010.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Miranda de Ebro




Noticia de Diario de Burgos Digital (Miranda de Ebro II Guerra Mundial)

La clave Embassy rescata la historia de Eduardo Martínez Alonso, médico español que facilitó la huida de miles de refugiados extranjeros del campo de concentración de Miranda

R. Pérez Barredo | Burgos
Aunque la maquinaria del exterminio nazi generó muerte en cantidades industriales y no cesó nunca en su empeño por perseguir sus objetivos más allá de los territorios conquistados, hubo personas que se lo pusieron difícil. Gentes honradas y audaces que aun a riesgo de su integridad decidieron poner todos los medios a su alcance para salvar vidas humanas. Un nuevo libro cuenta la historia de uno de estos héroes. Se llamaba Eduardo Martínez Alonso, Lalo, era gallego y médico de profesión. En La clave Embassy (La Esfera de los Libros) su hija Patricia ha reconstruido, tras años de investigaciones, el papel ejercido por su padre durante la Segunda Guerra Mundial mientras desempeñaba su profesión de médico oficial de la Embajada Británica en Madrid.
En 1941, con el Tercer Reich extendiendo sus alas sobre el continente europeo, millones de perseguidos huían de estas garras por los cuatro puntos cardinales. España, si bien afín al eje Berlín-Roma-Tokio, se mantenía neutral, y era una vía natural de escape para todos ellos. El Servicio Secreto Británico fue uno de los encargados de trazas planes de salvamento y evacuación de los miles de perseguidos que consiguieron entrar en aquella España de posguerra. Y este médico una de las piezas claves en conseguirlo.
Como señala su hija en el libro, «estas rudimentarias maniobras humanitarias, fuera del control franquista por obvias razonesde estrategia bélica, no podrían asociarse con el espionaje político, porque no lo eran, aunque la responsabilidad final recayera sobre el Servicio Secreto, moviéndose a través de su representación diplomática, lo que indudablemente confundía a sus rastreadores. Los voluntarios españoles podrían ser opuestos a la política del Tercer Reich, incluso indiferentes al fascismo español o al conservadurismo británico, pero participaban gustosos en las arriesgadas aventuras para socorrer a las víctimas. Por amor al prójimo, por solidaridad, por sentido de la responsabilidad. Por humanidad».
Esta red de espionaje con fines humanitarios tuvo su centro de operaciones en el salón de té Embassy, en la confluencia del paseo de la Castellana con la calle Ayala de Madrid. Con la connivencia de su propietaria, Margarita Taylor, allí recalaban clandestinamente todo tipo de huidos: indocumentados, desertores, apátridas, judíos, presos liberados de las cárceles y los campos de concentración.

el doctor vida en miranda. El campo de concentración de Miranda de Ebro se creó en 1937 para acoger presos políticos españoles; sin embargo, tras la contienda civil, éstos dieron paso a los extranjeros de los países aliados que huían de la barbarie nazi. Así, este tétrico lugar de 42.000 metros cuadrados edificado a orillas del río Bayas acogió desde principios de los años 40 a miles de exiliados de hasta 50 nacionalidades distintas. Fue en este lugar donde el médico Martínez Alonso jugó un papel esencial, ideando una ruta de escape, una gran evasión que permitió a miles de ellos salir de allí rumbo a Portugal. «La conmovedora situación en la que se encontraban los hombres confinados (...) forzó a los británicos a improvisar otros métodos liberadores», apunta en el libro Patricia Martínez de Vicente. Y uno de los nuevos métodos fue el diagnóstico médico. Las insalubres condiciones de vida de los confinados en el campo eran el caldo de cultivo de infinidad de enfermedades, con especial incidencia del temible tifus. Durante el reconocimiento de varios refugiados, el doctor Martínez Alonso diagnosticó esta enfermedad a un militar británico. El director del campo, ante el temor de una epidemia, decidió liberal al oficial.
«Un nuevo método de evacuación estaba servido. La firma de un médico español, colaborador de la Cruz Roja española, aunque viniera de parte de los británicos, era una garantía para los carceleros nacionales. Aprovechando las circunstancias y reaccionando rápido y bajo su responsabilidad, se pudo liberar a un número indeterminado de prisioneros, entre los que se colaron parte de los judíos polacos retenidos indefinidamente por las autoridades españolas. (...) En esa ocasión, mi padre se arriesgó a certificar múltiples casos con el milagroso y oportuno diagnóstico: tifus». La trata funcionó a las mil maravillas: coches de la embajada británica y ambulancias de la Cruz Roja entraban vacías y salían llenas de refugiados perseguidos por los nazis camino de Lisboa o de Gibraltar. Aunque no hay datos precisos, se cree que por este método pudieron salir del campo mirandés varios miles de personas.

peligroso pacto de silencio. En La clave Embassy, Martínez de Vicente subraya el arriesgado compromiso de todos los civiles españoles que tomaron parte de estas maniobras de la inteligencia británica. «Bajo la estricta disciplina interna, las actividades del MI9, completada con la ayuda de civiles como Lalo, era imprescindible guardar el máximo secreto de unas operaciones extremadamente arriesgadas. Con lo cual, los colaboradores tenían la consigan prioritaria de no intercambiar nombres, ni entre los rescatadores ni entre los rescatados, y más aún cuando se trataba de judíos. Había que evitar a toda costa que, en caso de caer en manos enemigas, incluso si los torturaban. Aunque los mandos desde Londres, y los agregados militares en el embajada en Madrid estuvieran informados al detalle sobre los evacuados, ningún cooperante local tenía nombres ni sabían los orígenes exactos de las víctimas».



Recortes de prensa sobre Miranda de Ebro, junio 2010

http://www.diariodeburgos.es/noticia.cfm/Miranda/20100624/diagnostico/salvador/671C9621-0990-E48A-A81935FEC9029FD7

http://www.sietesemanal.com/culturayocio/6921.php

La voz del Ebro (Miranda de Ebro II Guerra Mundial)

http://www.elcorreo.com/alava/v/20100620/miranda/medico-heroe-campo-concentracion-20100620.html

http://www.elpais.com/articulo/Galicia/medico/burlo/Gestapo/elpepuespgal/20100831elpgal_13/Tes

http://www.elmundo.es/elmundo/2010/03/15/cultura/1268642069.html

http://www.elpais.com/articulo/Galicia/medico/burlo/Gestapo/elpepuespgal/20100831elpgal_13/Tes

http://www.farodevigo.es/secciones/noticia.jsp?pRef=3052_8_149229__Sociedad-y-Cultura-Textos-ineditos-revelan-Schlinder-vigues-salvo-judios-tambien-desde-exilio

http://www.elcorreogallego.es/galicia/ecg/un-medico-vigues-dirigio-red-solidaria-ii-guerra-mundial/idEdicion-2010-02-21/idNoticia-518567/

http://iqvpress.blogspot.com/2007/11/embassy-y-la-inteligencia-de-mambr.html

http://holocaustoenespanol.blogspot.com/2010/04/eduardo-martinez-lalo-un-medico-espanol.html

http://www.farodevigo.es/opinion/2011/02/06/rua-eduardo-martinez-alonso/515993.html


La clave Embassy 


Durante la Segunda Guerra Mundial, el salón de té Embassy,
uno de los centros sociales más elegantes del Madrid de la época,
se convirtió en el lugar de encuentro de numerosos agentes y
cooperantes secretos de los servicios de inteligencia británicos.
Entre ellos, uno de los más destacados fue el doctor Eduardo
Martínez Alonso, el padre de la autora. En esta fascinante novela
histórica, su hija saca a la luz los documentos inéditos que
demuestran cómo este médico fue uno de los principales organizadores
de las redes de evasión humanitarias supervisadas por el
Servicio Secreto británico que, a través de España, evacuaban
a refugiados europeos hacia Portugal y Gibraltar. Miles de perseguidos
por el nazismo, indocumentados, apátridas y judíos
(polacos y checos en su mayoría) fueron rescatados por el doctor
Martínez Alonso, quien expidió certificados médicos falsos, creó
la ruta de evacuación clandestina desde el campo de concentración
de Miranda de Ebro a Portugal e, incluso, cedió su casa en
Vigo para acoger a los fugitivos en su huida.
Con un importante respaldo testimonial y tras una profunda
investigación en archivos españoles e ingleses para contrastar los testimonios familiares, la autora presenta en un capítulo inédito de la historia de España, directamente ligado
a la de Europa, novelesco pero real, con un final auténtico y feliz.

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